Decir tacos es bueno para la salud

imagem 651De manera grosera o de la forma más puritana posible, todo el mundo ha utilizado improperios en algún momento de su vida. Aunque las malas palabras son vistas como un gesto de mala educación, ahora la ciencia las ha puesto en un lugar bien distinto. Según los expertos, decir tacos constituye una costumbre muy sana porque ayuda a reducir el estrés. Cuando algo nos irrita, la tensión emocional aumenta peligrosamente y proferir palabrotas se convierte en la válvula de escape.

Además según el psicólogo Richard Stephens, de la Universidad de Keele (Inglaterra), en determinadas circunstancias, decir palabrotas o improperios puede actuar como un poderoso calmante del dolor. Para comprobarlo Stephens llevó a cabo un experimento muy interesante:

Organizaron dos grupos de 71 jóvenes cada uno, de acuerdo a la cantidad de tacos que decían por día: en uno de ellos estaban los que decían menos de 10 al día, y en el otro los que superaban las 40 palabrotas diarias. A los jóvenes de ambos grupos se les pidió que metieran las manos en agua helada, casi congelada, y que aguantaran lo más posible. Primero debieron hacerlo sin decir una sola mala palabra, luego, debieron repetir el acto repitiendo una palabrota de su elección.

Lo interesante es que los 71 estudiantes de cada grupo soportaron la helada temperatura más tiempo al gritar tacos.

Una de sus conclusiones fue que gritar, maldecir, al lastimarse ayuda a que el dolor pase más rápido. Según el psicólogo cuando decimos tacos la circulación se acelera, liberamos endorfinas y nos llenamos de calma, bienestar y control. Además las endorfinas tienen un efecto analgésico.

También concluyo que este efecto es más acentuado en personas que no acostumbran a decir tacos. Para estos últimos, decir palabrotas en el momento en el que sienten genuino dolor resulta ser cuatro veces más efectivo que para aquéllos que dicen malas palabras a diario.

Los que habitualmente no decían malas palabras pudieron aguantar sus manos en el agua helada por 45 segundos más diciendo palabrotas que no haciéndolo. Los que eran mal hablados habituales, lo lograron por 10 segundos más.

Pero las personas deberían reservar las palabrotas para cuando realmente las necesitan”, expresó Stephens. Si no, al parecer, no tienen tanto efecto.

Este estudio tampoco no es nada excepcional, dado que ya hace tiempo que los científicos piensan que las malas palabras están relacionadas con reacciones químicas específicas. Además según los psicólogos, las personas que dicen groserías y maldicen en momentos críticos suelen ser más abiertas, menos reprimidas, y viven su vida de una forma mucho más relajada, lo que los hace más exitosos en el ámbito social.

Fuente http://salud.univision.com/es/salud-del-...
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