50 años de la muerte de Kennedy. Medio siglo de preguntas sin respuestas

Hoy se cumplen 50 años de uno de los asesinatos más sonados de la historia. La mañana del 22 de noviembre de 1963, el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy (JFK), recibió dos disparos cuando circulaba con el coche presidencial por la Plaza de Dealey de Dallas, Texas.

Ochenta minutos después, Lee Harvey Oswald, un empleado de los almacenes que había junto al lugar donde ocurrió el crimen, fue detenido como presunto culpable. Dos días después fue asesinado por un gangster de Dallas, por lo que nunca pudo ser juzgado.

Medio siglo después, las incógnitas sobre la muerte de uno de los Presidentes más carismáticos de los EEUU siguen abiertas. Aunque en 1964, la Comisión Warren concluyese que no había evidencias “persuasivas” que indicaran que Lee Harvey Oswald estaba involucrado en una conspiración para asesinar al Presidente, nadie acabó de creérselo, y  casi de inmediato, comenzaron a surgir libros que atacaban tanto a la Comisión como a sus conclusiones.

En 1979 el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos estimó que podría existir una conspiración en torno a su asesinato.

Una de las principales teorías defiende que el chofer sabía que el Presidente iba a ser asesinado y que fue el mismo el que le remató con el segundo tiro. Otras aseguran que Oswald no era más que un señuelo político, según el testimonio del entonces director general del FBI, John Edgar Hoover, que en un memorándum escrito antes del asesinato advertía que un impostor estaba usando los datos personales de Oswald.

Incluso la viuda del presidente de Estados Unidos, Jackie Kennedy, llegó a insinuar que el asesinato de su marido fue encargado por el sucesor y entonces vicepresidente, Lyndon B. Johnson, para evitar las cuatro investigaciones criminales a las que estaba sometido: violación de contratos gubernamentales, prevaricación, lavado de dinero y soborno. Dichas investigaciones  fueron cerradas precisamente cuando ascendió a la Presidencia.

En 1993 el director de cine Oliver Stone llegó con su propia teoría. Con su película, “JFK”, aseguró que el asesinato fue obra de la CIA y de los servicios militares. Y que estos utilizaron a Oswald y a la mafia  como chivo expiatorio.

Las teorías conspiratorias salpican incluso a Israel, defendiendo que el Gobierno de Tel Aviv no estaba contento con las presiones que ejercía Kennedy contra su programa nuclear secreto.

 

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