Científica recién graduada elabora un yogur con su flora vaginal

Yogur_1Leche y flora vaginal. Son los dos ingredientes que la científica Cecilia Westbrook usó para comprobar si era posible hacer yogur con sus secreciones vaginales. Y efectivamente, comprobó que sí se podía. Los fluidos vaginales contienen lactobacilos: bacterias fermentadoras, utilizadas en la industria láctea para elaboración de alimentos probióticos. Estas fueron las bacterias que permitieron a Cecilia fermentar la leche y obtener yogur.

Tras el éxito de su primera hornada de yogur, que cocinó en agosto del 2014, Cecilia Westbrook repitió la prueba hace unas semanas. «Lo hizo mientras yo estaba escribiendo un artículo», explica la periodista Janet Jay, que publicó los resultados de la prueba en la revista para jóvenes Vice, tras consultar a varios expertos sobre la naturaleza del experimento.

 

 

Armada con una cuchara para recoger la muestra de flora vaginal, la joven graduada en ciencias por la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh) preparó tres recipientes y llevó a cabo su particular ensayo. Tras llevar la leche hasta casi el punto de ebullición, la dejó enfriar un poco y procedió a la mezcla. En uno de los cuencos dejó leche sola, en otro añadió el cultivo para hacer yogur y en el tercero, ligó la leche con sus jugos vaginales.

Después los dejó reposar en el horno durante toda la noche a temperatura templada. Al día siguiente, la química había hecho su trabajo y obtuvo aproximadamente 800 mililitros de un yogur fuerte y picante.

En cuanto el curioso experimento se hizo público, se convirtió en un fenómeno viral. Algunos profesores de la universidad donde estudia actualmente el doctorado, la Universidad de Madison, en Wisconsin, han alabado su creatividad e inteligencia, pero también ha sido objeto de críticas y ataques personales en internet. «Unos dijeron que Cecilia es una enferma mental, una ignorante… y a mí me han acusado de todo», señala la periodista Janet Jay.

Por su parte Westbrook recordó que ya existe un libro con recetas a base de esperma que no generó tanta polémica: Se trata de Natural Harvest, escrito por Paul Fotie Photenhauer y publicado en 2012.

«¿Por qué un libro de cocina con semen es una tontería y esto es repugnante?», se preguntaba la joven «La gente lo ve asqueroso por el hecho de que hay vida ahí, pero es algo natural, parte de la salud de una mujer».

Por otro lado la científica muestra su sorpresa como mujer e investigadora: «Es raro que no sepamos más sobre la flora vaginal teniendo en cuenta lo importante que es».

Lo cierto es que apenas se han escrito un par de estudios sobre los microorganismos que colonizan la flora vaginal. Estos bichitos fueron descubiertos por el ginecólogo alemán Albert Döderlein en 1892. Los lactobacilos que viven ahí son como los porteros del ecosistema de la vagina, ya que no permiten entrar a las bacterias patógenas.

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