El agujero más profundo del planeta

Para ir a lo más profundo del planeta tendremos que mencionar el viaje a la Luna. Es por todos conocidos la carrera espacial que tuvieron Estados Unidos y la Unión Soviética el siglo pasado; aunque el primero triunfó en su viaje a nuestro satélite, la cosa no quedó ahí y también «compitieron» por ver quién era el que llegaba más cerca del núcleo terrestre.

El país americano hizo el «Proyecto Mohole», iniciado en 1958 frente a la costa del Pacífico de México, pero perdió fondos y dejó de perforar en 1966; pero los rusos, continuaron desde 1970 hasta principios de los 90.

El resultado fue el Kola Superdeep Borehole (KSB), o pozo superprofundo de Kola, que consistía en varios pozos unidos a un único agujero original. El más profundo se denomina SG-3 y se extiende a través de la corteza continental de la península de Kola, en el norte de Rusia.

El agujero, aunque tiene solo 23 centímetros de ancho, llega hasta 12.262 metros de profundidad, convirtiéndolo en el punto artificial más profundo de la Tierra. Para comparar, serían casi 40 torres Eiffel puestas una encima de la otra.

Se obtuvieron muchos datos geológicos gracias al SG-3, como fósiles de plankton microscópico de 2 billones de años de antigüedad en un asombroso estado de conservación, o nuevas interpretaciones sobre los datos sísmicos.

Se han intentado proyectos similares, pero se abandonan por falta de financiación. Kola dejó de ser perforada en la década de los 90 no por falta de dinero, sino porque las temperaturas eran de unos 180ºC, no los 100º esperados.

¿Y podemos perforar más allá? ¿Llegaremos algún día al manto?

Depende. La corteza oceánica tiene, en promedio, no menos de 7 kilómetros de profundidad. La continental, sin embargo, es algo menos densa, pero más gruesa, con unos 35 kilómetros de espesor promedio. En esas profundidades, las presiones y las temperaturas son demasiado grandes para que algo permanezca intacto mecánicamente.

Se están haciendo algunos intentos, como el que señala la revista Nature, en el Océano Índico, donde un equipo espera penetrar a través de un segmento más frío de la corteza oceánica.

Su alta densidad y el hecho de estar bajo el agua presenta problemas considerables a los ingenieros, y el proyecto ha sido detenido en algunas ocasiones durante los últimos años; pero afirman querer seguir adelante.

Fuente IFLScience
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