¿Podemos a través del mindfulness ser más productivos?

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Hoy en día, el ser humano recibe mucha información de fuentes externas, incluso más de la que puede procesar. Generalmente nos encontramos en un ambiente lleno de distracciones, y tener los pies puestos en el presente se ha vuelto una habilidad muy poco común y por lo tanto se le ha dado mucho valor.

Se trata de un diferenciador: es la actitud y la práctica de volver nuestra atención al momento presente, es reunir en el momento presente nuestra atención, con nuestro cuerpo, respiración y con el mundo que nos rodea.

Nos encontramos en una era en la que reina el exceso de información y en la que la moneda más preciada es la calma, la claridad y el enfoque de la mente. “La economía de la atención”, así han denominado los expertos este fenómeno.

Las personas pasan aproximadamente el 47% de su tiempo pensando en algo distinto a lo que realmente están haciendo, según una investigación llevada a cabo por Matt Killingsworth, a través del proyecto trackyourhapiness.org. Entonces, ¿cómo se verá impactada su productividad?

Con tantas distracciones externas, la calidad de nuestra atención se convierte en una cualidad tanto o más importante que otras habilidades gerenciales y de liderazgo.

Es aquí donde entra la práctica de mindfulness o consciencia plena, la cual es una excelente herramienta de entrenamiento para que la mente se concentre en el presente a través de elementos como la respiración, las sensaciones del cuerpo, los sonidos y los pensamientos que surgen de manera automática.

Además de tomarnos unos momentos a lo largo del día para hacer un alto, darnos cuenta de nuestra respiración y observar nuestros pensamientos (sin juzgarlos), reconocerlos y dejarlos pasar, podemos fomentar diversas actitudes básicas en la práctica de mindfulness.

Zen stones in water

1. No juzgar

Estar al tanto de tus juicios y reacciones. Tenemos esa cualidad intrínseca de colocar etiquetas (me gusta, me disgusta o me da igual) a todo lo que nos sucede y a todos los que nos rodean.

Lo importante es aprender a reconocer nuestros juicios, las sensaciones que nos producen y las reacciones que provocan. Así, no responderemos con tantos prejuicios a los estímulos que se nos presentan y a aprenderemos a observar las cosas de manera imparcial y relajada.

2. Mente de principiante

Es una actitud de apertura y asombro. Observemos las cosas como si fuera la primera vez que lo hacemos, de manera receptiva a lo que tenemos enfrente y dispuestos a aprender de ello. Es una actitud de apertura y asombro que trata de generar deliberadamente un interés y curiosidad hacia lo que experimentamos en cada momento.

Esta actitud tiene el objetivo de ayudarnos a romper con viejas predisposiciones y conductas, estimula nuestra capacidad creativa y nos brinda mayores opciones para darle solución a problemas al llevarnos a pensar de forma más abierta.

3. Aceptación

Es importante aceptar la realidad de las cosas en cada momento, aceptar las fortalezas y las limitaciones de los demás y las tuyas. Esta actitud no se debe malentender como conformismo o mediocridad, más bien se trata de fomentar un estado de paciencia y tolerancia en el que se busca seguir adelante y abrir nuevos caminos, en lugar de perder tiempo y energía en resistir la realidad.

Llevar a cabo la práctica de ejercicios de mindfulness no es difícil, no tienes que ser un experto en la materia para lograr avances. Puedes iniciar con pequeños pasos que te recuerden estar consciente de lo que sucede aquí y ahora, no sólo a través de tu respiración, sino en la actitud que tomas ante las situaciones que enfrentas día con día.

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