El efecto secundario de un medicamento: curar la calvicie

La magia de los efectos secundarios. Un medicamento que originalmente se utiliza como inmunosupresor podría utilizarse también para tratar la calvicie.

Los investigadores descubrieron que el compuesto activo de este fármaco estimula el crecimiento de los folículos del cabello al dirigirse a una proteína específica. Los investigadores, que han publicado su estudio en Plos Biology, esperan que se pueda desarrollar de una forma que pueda tratar la alopecia, el tipo de calvicie areata, el tipo de calvicie más extendido entre la población.

«El hecho de que este nuevo agente, que nunca había considerado en un contexto de pérdida de cabello, promueve el crecimiento del cabello humano es emocionante debido a su potencial de traslación: podría, algún día, hacer una diferencia real para las personas que sufren de calvicie», afirma Nathan Hawkshaw, de la Universidad de Manchester, coautor del estudio.

El medicamento en realidad fue creado para tratar pacientes con trasplantes, para suprimir así el rechazo y enfermedades autoinmunes. Conocido como Ciclosporina A (CsA), originalmente el medicamento se utiliza desde los 80 y, desafortunadamente, tiene muchísimos efectos secundarios. Una de las menos serias, pero la más provechosa, es el hecho de que a veces puede provocar el crecimiento de vello no deseado.

El equipo primero trató de descubrir el mecanismo molecular de la droga, antes de realizar un análisis completo de la expresión génica de los folículos individuales del cabello humano, donados por personas sometidas a trasplantes de cabello, que habían sido tratados CsA. Pudieron demostrar que el fármaco inhibía un gen particular, el SFRP1, que en estudios previos ha demostrado que inhibe el crecimiento de los tejidos, entre los que se incluyen los folículos pilosos.

Si esto pudiera convertirse en un tratamiento efectivo, entonces podría tener un impacto significativo en aquellos que sufren la pérdida del cabello, lo que para muchos puede causar depresión y angustia. Actualmente, los tratamientos para este hecho son muy limitados, ya que los pacientes deben tomar uno de los dos medicamentos disponibles (minoxidil o finasterida) o someterse a un trasplante de cabello. Mientras que el último es más exitoso, evidentemente es más invasivo, mientras que los dos medicamentos tienen resultados dispares.

El descubrimiento de que la CsA podría ofrecer una tercera solución es bastante emocionante. «Claramente, se requiere un ensayo clínico para indicar si este fármaco o compuestos similares son efectivos y seguros en los pacientes con pérdida de cabello», afirma el mismo experto. Pero para las personas que sufre de caída de cabello, conocer nuevos avances es, sin duda, un alivio.

Fuente Universidad de Manchester Plos
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