La Isla de Pascua está desapareciendo

Un informe emitido por el New York Times afirma que partes de la famosa Isla de Pascua corren el riesgo de desaparecer a medida que crece el nivel del mar. El corresponsal Nicholas Casey y el fotógrafo Josh Haner viajaron a la isla para ver los efectos que estaba teniendo el océano sobre la tierra.

La Isla de Pascua, que se encuentra en el sureste del Océano Pacífico, es famosa por sus increíbles estatuas hechas por el pueblo Rapa Nui hace siglos. En su apogeo, se cree que la isla llegó a tener 17.500 personas, pero cuando los exploradores holandeses llegaron el año 1772, no tenía más de 3.000. Para el año 1860, habían desaparecido.

Hoy, la isla alberga a más de 6.000 personas. Pero el continuo aumento del nivel del mar debido al cambio climático hace correr el riesgo de que se borren algunos de los restos de los Rapa Nui, en particular las estatuas que más de 100.000 turistas visitan cada año.

«Algunos modelos climáticos predicen que los niveles del mar aumentarán de 1,5 a 1,8 metros para el 2100, y los residentes y científicos temen que las tormentas y las olas representen una amenaza como nunca antes lo ha sido», afirma el New York Times.

Señalan también que «otras islas están en igual nivel de riesgo por el aumento del nivel del mar, como Kiribati», cuyos residentes se consideran los primeros refugiados del mundo por culpa del cambio climático.

Tres famosos sitios de la Isla corren un riesgo severo: Tongoriki, Anakena y Akahanga. Algunas estatuas están a solo unos metros de las paredes de los acantilados, que se erosionan rápidamente. Todavía no está claro qué causó la desaparición de los habitantes originales de la isla y, a medida que se va erosionando, las respuestas a este misterio podrían perderse.

Es posible que alguna de las estatuas se trasladen, aunque eso tiene el costo de perder la historia que tiene el lugar. Ciertamente es una situación triste, ya que los resultados del cambio climático se vuelven cada vez más evidentes y, a medida que la Isla de Pascua pierde sus playas, también pierde los secretos que permanecen ocultos bajo sus arenas.

Fuente New York Times
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