La terrorífica parálisis del sueño. ¿La has experimentado?

postcard_03Puedes abrir los ojos, pero no eres capaz de emitir sonido ni mover músculo alguno. Te sientes atrapado en tu propio cuerpo y la angustia se apodera de ti. Al encontrarte en un estado de limbo entre el sueño y la vigilia, padeces alucinaciones auditivas y visuales. Notas una presencia malévola en tu habitación que empieza a moverse en torno a tu cuerpo paralizado… Hablamos de la parálisis del sueño, un fenómeno que muchos describen como la peor pesadilla de sus vidas.

A lo largo de la historia la parálisis del sueño ha despertado la curiosidad de muchas personas y culturas. En ocasiones se ha asociado a fenómenos paranormales como la visita de fantasmas, seres de otro planeta o conexiones con personas muertas. Sin embargo, para la tranquilidad de todos, tiene una explicación científica.

La parálisis del sueño es un trastorno del sueño sorprendentemente común que se produce durante la transición entre el sueño y la vigilia; ya sea en los momentos previos a conciliar el sueño o en el momento del despertar. Quien la sufre, despierta bruscamente teniendo plena consciencia de sus pensamientos pero manteniéndose paralizado físicamente.

Durante la fase REM, el cerebro inhibe el movimiento de la mayoría de nuestros músculos para evitar que representemos los sueños y nos lesionemos de forma involuntaria, de ahí la parálisis corporal. Cuando despertamos generalmente el cerebro activa nuestros músculos, pero durante el estado de parálisis del sueño, los neurotransmisores que bloquean los músculos durante el sueño (GABA, glicina y otros neuropéptidos) siguen activos (es el caso contrario al sonambulismo). Se trata de una disfunción cerebral y suele aparecer de forma periódica en pacientes de ansiedad, trastorno bipolar, depresión y trastorno de estrés postraumático. En situaciones de estrés algunos circuitos neuronales se sobreexcitan, lo que da lugar a pesadillas.

Los ataques a menudo implican sensaciones de terror, ira y de muerte inminente, ya que las alucinaciones suelen ser de carácter siniestro y malévolo. Es recurrente la visión de un ser grotesco que se sienta sobre el pecho y oprime la respiración. No existe, sin embargo, riesgo para la vida en ningún sentido, ya que nada de lo que vemos y oímos (e incluso olemos) es real. La parálisis cede a los pocos minutos, normalmente a causa de un vasto esfuerzo por incorporarse o del contacto con otra persona que acude alarmada. Una vez despiertos del todo, es aconsejable levantarse y moverse; de lo contrario existe la posibilidad de volver a experimentar un estado de parálisis del sueño.

Esta cruel disfunción cerebral ocurre desde tiempos inmemoriales y probablemente sea la explicación a muchas de las experiencias paranormales que buena parte de la población asegura haber sufrido tras el ocaso.

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