Descubre los gigantescos ojos de Dollocaris ingens

dollocarisLos fósiles de 160 millones de años de edad de un artrópodo marino llamado Dollocaris ingens revelan cómo eran sus enormes y sofisticados ojos. Estos pequeños depredadores tenían más lentes en cada ojo que cualquiera de los artrópodos extintos o que viven actualmente, a excepción de las libélulas, según ha informado la revista Nature Communications.

Las evidencias de cómo los antiguos animales percibían su entorno ha sido difícil, ya que las estructuras oculares interna casi nunca se fosilizan. Los únicos hallazgos que se han conservado en su totalidad han sido los de una mosca del Eoceno incrustada en ámbar y los trilobites, del Devónico.

Dollocaris ingens era un pequeño depredador marino del Jurásico Medio con un par de ojos gigantes (que constituían una cuarta parte de la longitud total del cuerpo del animal) y un conjunto de potentes apéndices, y con puntas espinosas que convergían hacia la boca. Sus contenidos intestinales incluyen restos fosilizados no digeridos de otros animales, lo que sugiere que tenía hábitos depredadores y de caza.

Un equipo dirigido por Jean Vannier de la Universidad de Lyon y Brigitte Schoenemann de la Universidad de Colonia utilizó el microscopio eléctrico de barrido y la espectroscopia de rayos X para visualizar la estructura de los ojos y otros órganos internos de este animal, recogidos en el sureste de Francia, cerca de España. Su corazón, el sistema circulatorio, y una red para el intercambio de gases sugieren altos requerimientos de oxígeno que desencadenaban en un estilo de vida activo, con una región abdominal de ocho pares de apéndices cortos que probablemente le ayudaban a nadar.

El equipo generó una reconstrucción 3D de sus ojos, desde la óptica externa hasta los receptores de las células internas.Cada ojo se componía con unas 18.000 unidades llamadas ommatidia (células fotosensoras capaces de distinguir entre la falta y la ausencia de luz), y cada una de ellas tenía una lente corneal, un cono cristalino, y células fotoreceptoras alargadas agrupadas alrededor de una estructura central en forma de barra llamado rabdoma.

El tamaño de sus ojos, el campo de visión panorámica y el altísimo número de lentes sugieren que Dollocaris tenía la capacidad de detectar y rastrar objetos en movimiento. Es probable que fuera un cazador visual adaptado a entornos iluminado, y probablemente cazase a pequeños crustáceos en aguas poco profundas.

Parte superior izquierda: muestra actual de la conserva de Dollocaris. Parte superior: superficie de la lente corneal. Derecha: reconstrucción de la lente de la córnea, cono cristalino y células sensoriales.
Parte superior izquierda: muestra actual de la conserva de Dollocaris.
Parte superior: superficie de la lente corneal.
Derecha: reconstrucción de la lente de la córnea, cono cristalino y células sensoriales.
Fuente http://www.nature.com/ncomms/2016/160119...
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