Cementerios submarinos, ataúdes colgantes y otras curiosidades funerarias

Descubre con nosotros rituales funerarios de los que jamás habrás oído hablar

Con la diversidad de culturas y tradiciones que alberga nuestro mundo no es de extrañar que existan cementerios y rituales funerarios de lo más peculiares. Todos hemos oído hablar acerca de las costumbres de los japoneses, que visten de blanco en los funerales. También de algunas culturas que homenajean al fallecido con una gran fiesta. Sin embargo también existen curiosidades funerarias que la mayoría aún desconocemos. A continuación, te invitamos a descubrirlas:

Curiosos rituales funerarios donde interviene la tecnología

Convertir cenizas en diamantes: En realidad es un proceso muy parecido al utilizado en la fabricación de diamantes artificiales. Inicialmente los restos humanos se someten a una transformación química que los convierte primero en carbono y luego en grafito. El grafito se purifica y se expone a altas presiones y temperaturas. Finalmente se deja crecer en un medio de cultivo específico. Al cabo de unas semanas el material se convierte en una hermosa gema de diamante de tono más o menos azulado en función de la cantidad de boro presente en la ceniza del difunto. El diamante en bruto será pulido y tallado de acuerdo a las preferencias de los familiares. Algunas empresas incluso ofrecen la posibilidad de engarzar la gema en diferentes joyas.

Enviar cenizas al espacio: Algunas funerarias como Celestis permiten introducir las cenizas del difunto en pequeñas cápsulas que viajaran al lejano espacio en un cohete. Para ello se utiliza tecnología de velas solares que aprovechan la presión de la radiación como forma de propulsión. De este modo es posible enviar las cenizas hacia la órbita terrestre o más allá, hacia los confines del sistema solar. Una vez que las cenizas se encuentren en la estratosfera podrán ser monitoreadas en tiempo real con información del satélite en el sitio de Celestis.

Lápidas con código QR: Parece que las típicas inscripciones de las lápidas ya son, para muchos, insuficientes. Y es que ahora con el código QR podemos tener un recuerdo mucho más personalizado del ser querido.

El código se coloca sobre una pequeña placa resistente a la intemperie, la cual se adhiere a la lápida. Al situar frente al código el teléfono, este último, mediante una aplicación, lo lee y abre directamente a un sistema personalizado. De esta manera se pueden ver fotos, vídeos, textos e, incluso, canciones favoritas del fallecido. Es una forma de que el difunto, de algún modo, siga viviendo en la red.

Arreglos florales curiosos

En este caso no interviene la tecnología pero sí personas con mucha destreza y dedicación. Y es que algunos aprovechan la ofrenda floral para expresar su creatividad y recordar lo que más les gustaba a sus seres queridos. Actualmente ya existen webs como Flores para Tanatorio Torrero que permiten este tipo de encargos. Eh aquí algunos ejemplos:

El cementerio submarino Neptune Memorial Reef

El cementerio submarino Neptune Memorial Reef se encuentra muy cerca de la costa de Key Biscayne en Miami (Florida). En este gran mausoleo situado a 12 metros de profundidad se entierra a aquellos que en vida habían sido amantes del submarinismo o, sencillamente, del mar.

Las cenizas de los fallecidos se mezclan con cemento resistente al agua y se fijan en el arrecife junto a una placa de bronce identificativa.

Como la idea está resultando atractiva, el lugar se está ampliando con nuevos mausoleos, caminos e incluso lugares para celebrar solemnes ceremonias fúnebres oceánicas. En un futuro próximo podrá albergar hasta 125.000 personas.

 

 

Rituales funerarios extraños

Entierro del Tibet: Para los budistas tibetanos el cuerpo humano es solo un cascarón vacío, pues creen en la reencarnación y la vida eterna. Por ello, ofrecen el cuerpo de los difuntos a los buitres, que son los encargados de devorar la carne y completar el ciclo de la vida.

El cuerpo del difunto se traslada a las altas montañas donde el oficiante del ritual practicará varios cortes. El objetivo es exponer los músculos y los órganos internos para que sean devorados por los buitres. En pocos minutos, los tejidos blandos habrán desaparecido. Los huesos y el cráneo serán recogidos para ser triturados usando un hacha y un martillo. Acto seguido se mezclarán con harina y, de nuevo, serán entregados a los buitres, que está vez no dejarán absolutamente nada.

Endocanibalismo: Algunas tribus amazónicas el consumo de los miembros fallecidos es un acto de fortalecimiento y unidad. Los miembros del pueblo Yanomami, por ejemplo, ingieren las cenizas del fallecido junto con una sopa de plátano. De esta forma, asumen como propia la fuerza vital del individuo. Aclarar que los Yanomami, no son caníbales, no cazan a otros seres humanos para comer, solo consumen el cuerpo de sus fallecidos como parte de un rito funerario.

El Famadihama, el ritual interminable: El rito funenario del pueblo malgache, que vive en Madagascar, parece interminable, puesto que se realiza cada siete años desde la fecha de defunción. Es el «Famadihama» (procesión de los huesos), una procesión en la que los huesos del difunto son los principales protagonistas.

Los familiares sacan los huesos de sus fallecidos, los limpian, perfuman y los envuelven en sabanas de color blanco inmaculado. Luego los pasean cantando, bailando y honrando el cuerpo con todo tipo de regalos, entre los que se incluyen fotografías, comida o alcohol. Tras la procesión, los restos se vuelven a enterrar junto con todos los regalos recibidos. Dentro de 7 años repetirán el ritual.

Ataúdes colgantes en Sagada (Filipinas)

En el valle de Mountain, una zona montañosa plagada de arrozales, viven los Igorot (gente de las montañas), una tribu que aún conserva la costumbre de colgar los ataúdes en los acantilados. Parece ser realmente práctico, puesto que el hecho de no enterrar a los muertos permite reservar las tierras para el cultivo, alejar los cuerpos de los animales y protegerlos de los deslizamientos del suelo.

El ataúd es colocado en el acantilado de una montaña, siempre donde llegue la luz del sol para dar «vida» al muerto. Algunas veces suelen colgarse las sillas que utilizaban los difuntos junto con sus respectivos ataúdes.

Esta costumbre no es exclusiva de los Igorot, también otras etnias como los Bo, que habitan en el sur de China, cuelgan los ataúdes de los acantilados.

Fuente Curiosos rituales funerarios Ataúdes colgantes Ritos funerarios extraños
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