La posible extinción del unicornio asiático
Los científicos cartografiaron el genoma del saola, también conocido como unicornio asiático. Es el último gran mamífero terrestre descrito por la ciencia (1992). No se le ve en estado salvaje desde 2013. La posible extinción del unicornio asiático preocupa a la ciencia.
Las estimaciones más optimistas indican que quedan menos de 100 ejemplares. También podría estar extinto. Lo siguen buscando sin éxito. Vive en los remotos y escarpados bosques de las montañas Annamite en Vietnam y Laos.

Ermitaños
Actualmente, la existencia de saolas vivos no puede probarse ni refutarse. La última evidencia disponible data de 2013, cuando se capturó uno con una cámara trampa. Dada la lejanía de su hábitat, es extremadamente difícil afirmar con certeza si aún quedan algunos ejemplares. Algunas señales e indicios aún nos dan esperanza.
Se hallaron fragmentos de restos de saola recolectados en hogares de cazadores. Los investigadores generaron genomas completos de 26 saolas. «Sorprende que se divida en dos poblaciones con diferencias genéticas considerables. La división ocurrió entre hace 5.000 y 20.000 años. Esto era completamente desconocido hasta entonces”. Lo afirma en un comunicado el autor principal, Genís Garcia Erill.
Ambas poblaciones van en declive desde la última Edad de Hielo. La población total de saola nunca superó los 5.000 individuos en los últimos 10.000 años. Y este declive a largo plazo significa que ambas poblaciones comenzaron a perder diversidad genética. «Si logramos reunir al menos una docena de saolas habría una buena probabilidad de supervivencia a largo plazo. Funcionó con otras especies al borde de la extinción», indica.

Difícil búsqueda
Sin embargo, encontrar 12 saolas no es tarea fácil. Pero la nueva investigación podría ayudar a resolver ese problema. El mapeo genético abre nuevas posibilidades para el uso de diversas tecnologías para localizar los últimos saolas restantes.
La posible extinción del unicornio asiático o saola puede evitarse. Aun así, tienen sus dudas sobre las posibilidades de encontrar saolas vivos. «Los científicos llevan buscando saolas desde la década de 1990. Desde entonces la búsqueda se ha vuelto cada vez más difícil. Había más ejemplares en aquel entonces. No somos demasiado optimistas. Pero esperamos que sigan allá afuera”
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