¿Para qué sirven los labios?

rbb2_13Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento de la historia de los mamíferos aparecieron los labios. Y es que son tan importantes y los usamos tan a menudo que no nos damos cuenta de toda su importancia. Pero la verdad es que desempeñan varias funciones vitales en nuestra especie, de hecho, sin ellos, no podríamos sobrevivir, al menos como lo hacemos y lo hemos hecho los humanos hasta ahora.

Usar los labios para chupar es una de las primeras habilidades que demostramos al nacer. De hecho, es tan decisivo para nuestra supervivencia que se lo conoce como un «reflejo primitivo». Nacimos sabiendo cómo succionar y no requerimos ningún aprendizaje para ello. Así es en casi todos los mamíferos. Tan pronto como algo entra en contacto con los labios del recién nacido, se activa el reflejo de succión. Mientras la lengua hace gran parte del trabajo, los labios son vitales para mantener un sello hermético que le permita al bebé tragar.

Además de ser importantes para ingerir alimentos, los labios son fundamentales para hablar. Son una de las dos áreas que la lingüística señala como puntos de articulación que, en la boca y la garganta, ayudan a bloquear el aire que sale de los pulmones. Si juntas tus labios puedes pronunciar el sonido de la p, la b o la m. Para hacer el sonido de la f o la v, debes llevar tu labio inferior hacia tus dientes de arriba.

Los labios son partes exquisitamente sensibles de nuestra piel. El tacto, como el resto de nuestros sentidos, nos transmite una información muy valiosa acerca de nuestro entorno, nos ayuda a conocer mejor lo que nos rodea y por ello,  tiene un papel clave en nuestra supervivencia. Así como las manos son los conductos centrales a través de los cuales interactuamos con el mundo, los labios también cumplen esa misma función.

Por el último, y no por eso menos importante, está el beso. De acuerdo con el psicólogo Gordon Gallup, el contacto cercano que se tiene al besarse permite formarse un juicio sobre aquellos que deseamos.

200436267-001Gallup hizo un estudio sobre estudiantes estadounidenses y encontró que 59 por ciento de los hombres y 66 por ciento de las mujeres afirmaron que en algún momento sintieron atracción por alguien, pero que al besar a esa persona dejaron de estar interesados.  Además halló que uno de los principales indicadores que utilizaban las estudiantes para calificar a alguien como buen «besador» estaban relacionado con pistas químicas, como el olor y el sabor.

El llamado «beso esquimal» no es en realidad frotarse la nariz con la pareja, como pensaron los exploradores del Ártico. Se trata más bien de olfatearse para sentir el olor del otro. De hecho, puede que el besarse haya surgido como consecuencia del olfatear a la pareja romántica.

 

 

 

Fuente http://www.invdes.com.mx/ciencia-mobil/6...
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