La NASA se acercará al Sol como nunca antes lo había hecho; ¿cómo lo hará?

En unas pocas semanas, la NASA lanzará uno de sus proyectos más ambiciosos: el Parker Solar Probe, cuyo objetivo es «tocar» el Sol, llegando más cerca de la superficie solar de lo que cualquier sonda lo ha hecho antes. Rozará la estrella quedándose a solo 6,1 millones de kilómetros de la superficie del Sol, dentro de su atmósfera exterior.

Podrá aguantar casi el millón de grados centígrados gracias a su blindaje. La temperatura es una medida de cuán rápido se mueven las partículas, pero el calor en sí mide cuánta energía transfieren. En el espacio, puedes hacer que las partículas se muevan muy rápido, pero no transfieren mucho calor, ya que hay mucho espacio entre esas partículas.

Ese es el truco que utilizará la NASA para poder acercarse tanto al Sol: puesto que incluso el blindaje más sofisticado no podría aguantar el casi millón de grados de temperatura si las sufriera en la Tierra, sí que harán que aguante estas condiciones en el espacio.

«Una extrapolación sería la diferencia entre poner tu mano en un horno caliente o ponerla en una olla de agua hirviendo; en el primero, tu mano puede soportar temperaturas mucho más altas por más tiempo que en el agua, donde tiene que interactuar con más partículas», explica Susannah Darling, de la NASA.

Eso significa que el escudo térmico, que protegerá la mayoría de los instrumentos a bordo de la sonda, solo se calentará a aproximadamente 1.370ºC. Se creará con dos paneles compuestos de carbono sobrecalentado que intercalará con un núcleo de espuma de carbono de 11,5 centímetros. El lado que da hacia el Sol está pintado de blanco brillante con una pintura cerámica para desviar tanta luz como sea posible y tiene unos 2,4 metros de diámetro.

El metal que produce el campo eléctrico del instrumento está forjado en tungsteno, el metal con el punto de fusión más alto. Y el cableado eléctrico está hecho de niobio, que tiene también un alto punto de fusión. Los sensores del cuerpo de la nave ayudarán a corregir su orientación para que la delicada instrumentación no quede expuesta a los abrasadores rayos del Sol.

Y todo funcionará gracias a unos paneles solares que alimentarán la sonda, que pueden retraerse detrás del escudo térmico para evitar el sobrecalentamiento cuando la nave se acerque demasiado al Sol. Si se calienta demasiado, se enfriará mediante agua desionizada a presión.

Fuente Science Alert
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