Los historiadores modernos creen que George Washington perdió sus dientes muy joven a causa del óxido de mercurio que ingirió para tratar enfermedades como la malaria o la viruela.
Cuando fue nombrado presidente de Estados Unidos ya usaba dentadura postiza, de marfil de hipopótamo y elefante con puentes de oro. Con el marfil se construyó la placa, y en ella se insertaron dientes humanos y piezas de caballo, vaca y burro.
Además, como curiosidad, los dientes humanos “postizos” de aquella época se conseguían principalmente de los campos de batalla (como el de Waterloo).
No fue hasta finales del siglo XIX cuando se fabricaron los primeros dientes artificiales, con celuloide.
