Las algas marinas reúnen condiciones como fuente de alimentos resiliente. Si explotase un enorme volcán o una guerra nuclear que tape la luz, serían una posible solución. Las algas podrían salvar a la humanidad. ¿Cómo?
«Invertir en la construcción de granjas de algas marinas podría prevenir la hambruna global. Sucedería en escenarios de reducción abrupta de la luz solar». Lo dijo David Denkenberger, profesor de la Universidad de Canterbury. La investigación fue publicada en la revista Earth’s Future.
Proteínas
Las algas son un producto versátil, que puede servir como fuente crítica de alimento y combustible cuando todo lo demás escasea. Puede prosperar en océanos tropicales incluso después de una guerra nuclear. Los investigadores construyeron un modelo basado en el alga Gracilaria tikvahiae. Se le conoce como grácil hierba roja. Simularon el crecimiento de las algas después de un evento global adverso.
En una guerra nuclear, se bloquearía la luz solar por años. Pero las algas aún podrían realizar la fotosíntesis. El requerimiento de luz de algunas especies de algas para saturar la fotosíntesis es muy bajo como. De 50 a 100 micromoles de fotones.
Las algas marinas a menudo se comen en ensaladas o como envolturas de alimentos secos. Son ricas en proteínas, minerales, vitaminas, aminoácidos esenciales y ácidos grasos. Producir algas marinas es un salvavidas para muchas familias que viven en comunidades costeras pobres en países de bajos ingresos. El organismo está en gran medida protegido bajo el agua. Crece más rápido que cualquier otro cultivo agrícola conocido.
China produce actualmente más del 50% del suministro mundial, seguida de Indonesia. Pero una guerra nuclear podría también, en cierto escenario, destruir toda la vida marina. Un enfriamiento global llenaría de hielo los mares.
Peligrosos escenarios
La recuperación del océano, según ese estudio, sería muy lenta. Décadas en la superficie y cientos de años en la profundidad, con miles de años en aguas más frías como el Ártico. Los ecosistemas marinos impactarían el ecosistema global.
Sí, las algas podrían salvar la humanidad. Pero en cierto punto fundamental, una guerra nuclear que afecte los océanos sería un verdadero punto sin retorno.
