Los ojos son una herramienta muy poderosa para desenvolverse con éxito en la naturaleza. El iris se contrae o se dilata en función de la luminosidad ambiental. La ventana por la que penetra la luz es lo que conocemos como pupila. La universidad de Berkeley enfocó en esto último un estudio reciente. ¿Por qué los animales tienen diferentes tipos de pupilas? ¿Cuál es la relación entre las pupilas y la supervivencia animal?
Pupilas adaptadas
Analizaron la forma de la pupila de más de doscientas especies terrestres diferentes. ¿La conclusión? La morfología pupilar estaba directamente relacionada con el nicho ecológico del animal.
Se observó que la pupila con ranura vertical es un patrón general de los depredadores. Por ejemplo, los guepardos. Les permite controlar mucho mejor la entrada de la luz. También, calibrar con enorme precisión la distancia que les separa de su presa.
Las gacelas, al igual que la mayoría de los mamíferos ungulados, tienen pupilas rectangulares de disposición horizontal. Así ven con mayor nitidez aquello que está en el plano del suelo. Y calculan el momento preciso en el que tienen que emprender la carrera. Se genera una visión panorámica con la que son capaces de detectar la presencia de depredadores. Y ayuda a que el ojo tenga menos luz cenital deslumbrante.
Relación evidente
Algunos herbívoros han dado un paso evolutivo adicional. Presentan unas elongaciones en la parte superior del ojo, la llamada corpus nigra o gránulos irídicos. Actúan a modo de visera. Minimizan la entrada de luz que llega desde arriba y evitar deslumbramientos.
Sus globos oculares están situados a ambos lados de la cabeza. Por lo tanto, tienen un campo de visión mucho mayor.
Hay animales, como los lobos, que no precisan de un aparato óptico tan complejo. Su táctica de caza es diurna y consiste en agotar a sus presas. Por ese motivo, al igual que nosotros, tienen pupilas redondeadas. Está claro que la evolución ha determinado estas características. Las pupilas y la supervivencia animal están muy relacionadas.
