¿Cultivo submarino? crecen fresas, albahaca y frijoles bajo el mar mediterráneo

La explotación agrícola tiene enormes consecuencias sobre el medio ambiente. La deforestación, el uso de pesticidas, abonos, ect. perjudican, sobre todo, la fertilidad de la tierra, la flora y la fauna, devastando así ecosistemas enteros. La población crece aceleradamente y con ello la necesidad de cultivar; por eso cada vez son más las empresas o asociaciones que trabajan en la búsqueda de alternativas de cultivo sostenibles… La más reciente se ubica en el mar Mediterráneo, a 8 metros bajo el mar, donde fresas, albahaca, judías y tomates prosperan en el interior de burbujas transparentes de plástico, su nuevo hogar sumergido.

Sergio Gamberino, director de Ocean Reef, empresa dedicada al buceo y especializada en los equipamientos de comunicación submarina, impulsó la «La Granja de Nemo», un proyecto de cultivo submarino, con la esperanza de desarrollar el concepto y exportarlo a las costas más áridas del planeta.

En tres campanas de plástico fijas en el fondo instalaron clásicos recipientes de abono para generar burbujas de aire que promueven la evaporación. Las biosferas llenas de aire albergan, a unos cien metros de la costa italiana, un microclima ideal para cultivar; el agua circundante aporta la temperatura y humedad constantes tan difíciles de conseguir en tierra firme. El agua dulce resbala y cae por el interior de las esferas cuando el agua submarina exterior se evapora y se condensa en el interior, aportando la humedad requerida por las plantas (la evaporación mantiene un nivel de humedad de entre 80 y 90 por ciento).  El aire de sus burbujas generado por los recipientes lo regeneran las plantas cultivadas gracias a la fotosíntesis (capta CO2 y produce O2) y respiración (capta O2 y produce CO2).

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«Cultivar bajo el agua aporta sobre todo estabilidad térmica. El mar conserva la temperatura sin gran diferencia entre la noche y el día», explicó Gianni Fontanesi, responsable de la gestión del proyecto.

Además de esta forma los cultivos están protegidos de los insectos y parásitos que entorpecen el crecimiento de las plantas en la tierra, permitiendo de esta manera prescindir de los tóxicos insecticidas.

Esta iniciativa fue considerada como una de las 20 innovaciones destacadas por Italia en la Exposición Universal de Milán sobre la alimentación. Gamberini espera introducir esta modalidad de cultivo en países en vías de desarrollo costeros cuyas tierras son áridas, como Arabia Saudita o Las Maldivas. De hecho, ha recibido peticiones de biosferas desde países tan diversos como Maldivas y Arabia Saudita. La idea es hacerlo a gran escala, como una manera de salvar también las millones de hectáreas que podrían deforestarse para cultivos futuros.

Fuente http://www.jornada.unam.mx/2015/06/30/ci...
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