James Roberts, un inglés de 23 años y estudiante de diseño industrial, ha creado una incubadora plegable y portátil que le ha valido el primer premio de diseño James Dyson. El objetivo sería bajar la tasa de muertes de niños prematuros, donde no hay presupuesto para acceder a las tecnologías modernas necesarias para mantener en incubación a los niños que han nacido antes de las 37 semanas de gestación.
La incubadora todavía no se fabrica a gran escala, pero su creador calcula que podrá costar unas 250 libras esterlinas (320 euros), “aproximadamente un tercio que las más baratas convencionales”, dice. Y mucho menos que los 40.000 de una de uso hospitalario.
El aparato funciona con una batería que le da una autonomía de 24 horas, muy importante si se utiliza en regiones donde el suministro eléctrico no está garantizado.
El aparato es parecido a las bolsas para mascotas, explica Roberts. Hecho de plástico, pesa algo menos de 10 kilogramos. Cuando se pliega se convierte en un maletín, por lo que es fácil de transportar. Para los casos de niños con ictericia, que necesitan fototerapia, se le puede incorporar un panel de lámparas. “Es reutilizable y fácil de limpiar”, añade su inventor.
“La idea se me ocurrió viendo un reportaje sobre los refugiados sirios en la televisión”, cuenta Roberts por teléfono desde la sede de Dyson, a donde ha ido a recoger su premio. “Me fijé sobre todo en los niños prematuros. Esa gente está perdiendo toda una generación”, afirma.
Roberts afirma que ya ha tenido algunos contactos de empresas interesadas en fabricar su incubadora. Una de ellas es de Brasil, donde “tienen la infraestructura para probarlos sobre el terreno, pero aún tienen problemas de financiación”, explica.
«Mi sueño sería conocer a uno de los bebés a los que haya podido salvar mi incubadora».
