Las 10 muertes más raras de la historia

Francis Bacon murió congelado al realizar uno de sus experimentos. Éste consistía en rellenar con nieve una gallina muerta para comprobar si era útil para retardar la descomposición de un cadáver.

El dramaturgo Tennessee Williams intentó abrir un bote de pastillas con los dientes por lo que el tapón salió disparado hacia su garganta y se ahogó.

Enrique I de Castilla falleció con 13 años mientras jugaba con sus amigos al propinarle un golpe con una piedra.

Agatocles falleció atragantado con un palillo.

El famoso fundador de la marca de whisky Jack Daniel, intentó abrir su caja fuerte de un golpe ya que no recordaba la combinación de números y se lastimó un dedo del pie al propinarle una patada. El dedo se le infectó y murió.

El padre de Felipe el Hermoso, Maximiliano de Austria, sufrió una indigestión a causa de una soberbia ingesta de melones que acabó con su vida.

Alejandro I de Grecia nunca pensó que su muerte sería de una forma tan absurda. Tenía un mono como mascota y éste le contagió la rabia al morderle.

El general americano Paton consiguió sobrevivir a la guerra huyendo de los nazis y de los ataques mientras trasladaba las tropas de un lugar a otro y finalmente murió en un accidente de coche recién finalizada la guerra.

El culpable de la muerte de Esquilo fue una tortuga que golpeó su cabeza al desprenderse del águila que la llevaba sujeta volando por el cielo.

Atila murió en su noche de bodas. Llevaba tal borrachera que comenzó a sangrar por la nariz y no se inmutó, por lo que terminó ahogado en su propia sangre.

 

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