Un grupo de investigadores descubrió un tipo de células cerebrales que generan apetito cuando la persona tiene exceso de energía. De esta manera, se genera un círculo vicioso del que no se puede escapar y a la vez, causa obesidad.
Las células cerebrales que generan apetito e inducen a la obesidad
El estudio se realizó en el Instituto Garvan de Investigación Médica en Darlinghurst, Australia y se publicó en la revista Cell Metabolism. El equipo de científicos identificó un tipo de células que generan apetito. Las células producen una molécula, que es la responsable de incentivar el apetito. A estas pequeñas moléculas las nombraron NPY.
Además, estimulan el cerebro y lo hacen más sensible aún a estos mismos estímulos, generando más hambre. Debido a este descubrimiento, los expertos esperan desarrollar medicamentos para el bloqueo de estas células receptoras en el cerebro y ayudar con los tratamientos para perder peso.
Las NPY estimulan las ganas de comer
La obesidad es uno de los mayores problemas de la salud pública. Una de cada 10 personas adultas padece de obesidad en el mundo. Aunque no solo afecta a los adultos, sino también a niños y adolescentes. La obesidad no solo es un padecimiento en sí mismo, sino que desarrolla otros problemas de salud crónicos, como la diabetes o las enfermedades cardíacas.
Según los investigadores, el cerebro detecta la cantidad de energía almacenada en el organismo para ajustar el apetito. La forma en que lo hace es a través de las moléculas NPY, que el cerebro genera naturalmente cuando existen situaciones de estrés, como el hambre. A su vez, estas estimulan las ganas de comer.
Por otra parte, cuando se consume menos energía que la que se gasta, el cerebro genera niveles altos de NPY. Cuando la energía ingerida en la alimentación es más grande que la que se gasta, el apetito disminuye. No obstante, si el excedente en energía se prolonga (como exceso de grasa en la obesidad), estas moléculas siguen estimulando el hambre. Un círculo vicioso del que es imposible salir.
Desarrollo de la investigación
Durante el estudio, los científicos centraron su investigación en las neuronas cerebrales que producían NPY. Descubrieron así, que en ratones obesos, el 15% de estas neuronas no frenaban la producción de la molécula, generando así más apetito. Descubrieron, además, que las mismas neuronas cerebrales, sensibilizan otras áreas del cerebro para, a su vez, generar más hambre.
Los investigadores creen que este descubrimiento abre una ventana para bloquear los receptores NPY y combatir la obesidad. En el futuro, podrían desactivar estas neuronas adicionales por medio de medicamentos adecuados.
Asimismo, conocer mejor como funciona el cerebro y sus mecanismos asociados al metabolismo, tiene sus beneficios a futuro. Sobre todo en la actualidad, donde la tecnología juega un papel preponderante para el sedentarismo.
