No es una broma. Puede ser que se distinga a simple vista. Pero, sin duda, todos los días llueve plástico. La Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) hizo una medición. 5.000 partículas microplásticas se depositan en cada metro cuadrado de los tejados urbanos de Auckland… cada día.
Este polvo supone unas 74 toneladas métricas de plástico al año. Son unos tres millones de botellas de plástico. Y la investigación compara esto con otras ciudades. En Londres, por ejemplo, se tenían datos de tan solo 771 micropartículas de plástico por metro. Sin embargo, estas mediciones no están actualizadas.
En la atmósfera
Se cree que los microplásticos circulan incluso por nuestro sistema respiratorio. En el experimento, la gran mayoría de las partículas capturadas tenía un tamaño de entre 10 y 50 micrómetros. Solo el 3% superaba los 100 micrómetros.
«La producción de microplásticos en el aire a partir de las olas podría ser una clave. Algunos microplásticos llegan a la atmósfera. Y son transportados a lugares remotos, como aquí en Nueva Zelanda», revelaron.
En 2019, un estudio en Europa encontró microplásticos en las remotas montañas de los Pirineos. Fueron llevados allí desde algunas pequeñas ciudades cercanas. En 2021, los microplásticos transportados por el aire eran ya omnipresentes en la atmósfera. Podrían estar afectando ya al clima de la Tierra. Las partículas podrían exacerbar el efecto invernadero al absorber y dispersar la luz y el calor.
Bajo la lluvia… de plástico
El estándar de las mediciones es importante. En un estudio realizado en Hamburgo en 2019, por ejemplo, solo se midieron microplásticos de más de 63 micrómetros. El recuento de partículas en suspensión en el aire de esta ciudad pareció ser menor. Pero tal vez fue solo que no se midieron plásticos más pequeños.
Es cierto. Todos los días llueve plástico. Aún no se sabe si la contaminación plástica es tóxica. Tampoco se conocen las consecuencias exactas para la salud humana. Hay más peligro cuanto más pequeño es el fragmento o la fibra. Es porque es más probable que se introduzca en nuestras células al respirar.
