Insectos atrapados en ámbar en plena cópula

Tienen 41 millones de años

Bueno, tenemos que confesarlo. Tenemos debilidad por los animales preservados en ámbar. Especialmente si llevan algunos años allí. Y cuando decimos algunos años, nos referimos a 41 millones de años, por ejemplo. Y si además fueron preservados en una situación comprometedora… no se puede pedir más. Es lo que pasó con los insectos atrapados en ámbar en plena cópula, hallados en Australia.

Son los fósiles de una pareja de insectos copulando, que vivieron hace 41 millones de años. Fue recuperada entre muchas otras piezas de interés paleontológico en el ámbar de Anglesea. Se trata de una remota región de la actual Australia.

Insectos atrapados en ámbar en plena cópula. Vaya forma de morir.
Insectos atrapados en ámbar en plena cópula. Vaya forma de morir.

La resina fresca actúa como una trampa para los insectos que la tocan y los engloba rápidamente. Habitualmente la agonía es corta. Así los insectos quedan preservados evidenciando su comportamiento. ¿Alguien recuerda lo que pasó con los habitantes de Pompeya?

Mirando al pasado

«La pareja de insectos en cópula descubierta muestra la típica posición de extremo a extremo. Los apéndices genitales están en contacto, de modo que no hay duda». Lo declaró Enrique Peñalver, del Departamento de Investigación en Geociencias y Prospectiva del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Peñalver es coautor del hallazgo como miembro de un equipo. Lo conforman científicos de la Universidad Complutense y la Universidad Monash. Menciona en el Boletín del IGME que el ámbar conserva excepcionalmente hasta artrópodos muy pequeños, de un milímetro o menos de tamaño, como los ácaros. Por eso nuestra comprensión de la biodiversidad y la ecología de los antiguos ecosistemas forestales es rica en detalles. Es variada en tipos de información porque este material también proporciona raras evidencias de paleocomportamientos. Como, por ejemplo, las parejas de insectos en la cópula.

La resina ha permitido conservar de forma magnífica fósiles de insectos de millones de años.
La resina ha permitido conservar de forma magnífica fósiles de insectos de millones de años.

La investigación se publicó en Scientific Reports. El trabajo de campo empezó en 2011. Destaca la relevancia del ámbar del Triásico de Australia y Nueva Zelanda como mecanismo de preservación excepcional de antiguos ecosistemas terrestres poco conocidos. Gracias al ámbar miramos hacia el pasado. Como voyeristas. ¿Y qué vemos? Insectos atrapados en ámbar en plena cópula, claro.

Fuente Ámbar del Triásico al Paleógeno de Australia y Nueva Zelanda como preservación excepcional de ecosistemas terrestres poco conocidos.
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