«Aunque he cumplido con la ley en todo momento, considero que como ministro de Inmigración, que está defendiendo leyes en el Parlamento que van a endurecer nuestra política de inmigración, debería exigirme más a mí que al resto».
Así explicaba en un comunicado Mark Harper, ministro de Inmigración británico, su decisión de abandonar su cartera al descubrir que la persona que tenía contratada en su domicilio para las labores de limpieza estaba ilegalmente en Reino Unido.
David Cameron, primer ministro británico, ha admitido “resignado” la dimisión tal y como han comunicado desde Downing Street, donde también han querido reforzar la idea de que no hay indicios para sospechar que Harper “fuera consciente de que había contratado a una inmigrante irregular».
En su carta publicada por BBC News, Harper también detalla que había comprobado los papeles de la empleada en 2007 y en 2012 y todo parecía estar en regla. El mes pasado, cuando se volvió a verificar la situación de la limpiadora, su propio gabinete, al contrastar la información con los datos de la oficina de inmigración descubrió que no tenía derecho a permanecer de forma indefinida en Reino Unido por lo que le informó. Inmediatamente lo comunicaron a la Secretaria de Estado de Asuntos Internos, Theresa May.
Harper, sin embargo, continuará como miembro del Parlamento, mientras que su cartera la tomará James Brokenshire que acaba de ser nombrado como nuevo ministro de Inmigración.
